lunes, 30 de noviembre de 2015

Explorando las fuentes del Humla Karnali

La zona de Simikot es una mezcla entre el desierto de las Bardenas y los pinares de Larra.  La vegetación se agolpa en las riberas de los ríos y las montañas lucen desnudas ante un clima muy adverso. El color marrón inunda el paisaje mezclando diferentes tonalidades de rojo que solamente aciertas a distinguir después de varios días de contemplación.  Al fondo las montañas se tiñen de blanco, espolvoreadas por una fina capa de nieve. El Saipal Chuli de más de 7000m de altitud es el monarca de la región rodeado de incontables cincomiles.

Los habitantes visten de una manera muy llamativa, con colores vivos y abundantes. Iluminan las casas con luces de navidad, como en una reacción natural inconsciente en la que intentan dar un poco de color a su vida cotidiana.

Por la noche observamos fuegos en la montaña, ocasionados voluntariamente, a veces para fomentar el crecimiento del pasto y otras veces por simple diversión… nos cuentan.

A nuestra llegada, el pueblo se agolpaba curioso por descubrir nuestros propósitos. Llegamos antes que los porteadores y nadie se explicaba cual era el objetivo de nuestra estancia allí. Preguntamos por una casa para poder dormir, organizar el material y comenzar la exploración de los ríos. Después de dar varias vueltas acabamos en el salón de actos del pueblo. A nuestra mano quedaron todas las normas de sanidad y civismo que las ONGs pretenden enseñar en la zona. Nos llamo especialmente la atención el cartel con los dibujitos de higiene. En el panel encontramos como deben gestionar la comida, el huerto y donde deben hacer kaka. Es muy curioso como en los dibujos sale donde deben cagar y donde no,  pinturas para que todos lo entiendan pero es que todos los dibujos muestran a la gente cagando papillas… es que ellos también tienen diarrea? Aquí es algo normal? O es que los carteles los hicieron los ingleses que estaban como nosotros? Bonito encontrar un poco de humor dentro de un lugar tan monótono. 


Vista desde Simikot hacia el valle. foto Nacho Cinto FCA
Asier frente a una mezcla entre vaca y Yack. Al fondo cincomiles con nieve.

Los porteadores llegan con los kayacs un poco más tarde que nosotros. Foto Mikel Sarasola. 

El poblado donde nos alojamos se extiende a ambos lados del Humla Karnali, Que fluye tranquilamente. 
Cansados posamos para una foto que divide el viaje en dos partes, montaña y río. 
Nuestro casero en su tienda ultramarinos

Nos dispusimos a caminar por la montaña en busca de las fuentes del Humla. Nuestra primera opción debía ser el cañón situado aguas arriba de Simikot, con un desnivel cercano a los 20 m por km.  Charlie Munsey y un buen equipo de estadounidenses haría el primer descenso cerca de 1998. Consultando con estos maquinas de las exploración nos comentaron que ellos habrían hecho el primer descenso en Abril, con el agua mas baja posible y que habían encontrado el cañón mas inaccesible y espantoso que probablemente hubieran visto jamás, y tenemos que recordar que Charlie estuvo en la primera exploración del Tsang Po (el cañón más profundo del planeta, todavía por descender). Las palabras de Charlie nos desanimaron un poco. Parecía que íbamos a encontrar demasiada agua y así fue. El río bajaba fuerte y caudaloso y los rápidos no daban mucha opción. Decidimos no perder mucho tiempo en mirar el tramo de arriba aunque nos resistimos a pensar que no volveremos nunca, es un caramelo demasiado rico como para dejar escapar. 

Nos centramos pues en el Chuwa Kola, un afluente que llevaría cerca de 30m3 con un desnivel de 40m por km. Prometía ser un creek de agua media muy continuo. 
Caminamos durante horas para acercarnos a las fuentes y realmente encontramos una joya escondida en el Himalaya, rápidos continuos de clase IV non stop con bastantes pasos de 5. Seguimos aguas arriba con el objetivo de encontrar una buena expedición. Un multi-day que mereciera la pena cargar con los kayaks durante 4 días y añadir así un buen tramo a nuestro Humla.  Cuando nos acercamos a la zona más encañonada encontramos que los infranqueables se sucedían uno detrás de otro. Enormes bloques de piedras se agolpaban en el cauce e interrumpían el paso del agua. Caminamos durante 2 horas más, esperando encontrar un descanso en estos sifones, pero el río se dividía en barrancos y acabamos encontrando un caudal poco adecuado para navegar con el peso de los 40kg. Nuestro gozo en un pozo!!

La llegada del Chuwa Kola a la confluencia nos hace soñar con un río amplio y navegable. Foto Nacho FCA.

Pastoes, niños y curiosos, todo en uno. Foto Mikel Sarasola


Conforme ganamos altura aparecen estufas y rodillos de oración tibetanos. 
Machacando el arroz para sacarle la cascara y conseguir arroz blanco. 



El Chuwa toma un desnivel importante mientras bucea bajo las rocas de desprendimientos. 


Imposible navegar estos caos


El abuelo fuma marihuana en Chilum mientras los peques se divierten poco las herramientas. 


Vámonos a Simikot a comet un choumein que nos han dicho que solamente hay 2 horas. Finalmente 4 horas de caminata y llegada por la noche. Después 2 horas caminando de noche para volver a Karpunath. 

Bonitos pueblos budistas a nuestro paso. 


Es difícil aceptar después de venir de tan lejos que vas a hacer un descenso clásico, que no vas aportar nada a la exploración de los ríos del Himalaya, que harás el descenso del Humla al igual que otros kayakistas. No sabíamos lo magnifico y exclusivo que iba a ser el Humla Karnali, pero no puedes dejar de sentir que se te escapa una oportunidad y que a lo mejor forzando un poco los límites se podría realizar. Difícil gestionar una decisión tan acertada. 

Este año fuimos la primera expedición que entraba en el río. Encontramos un caudal abundante, propio de la época.
Estábamos listos para comenzar. El Humla Karnali rugía por la noche como advirtiendo lo duro que sería nuestro primer día. Por fin llegaba el momento y estábamos emocionados.

Partimos río abajo con todo el equipo.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Humla Karnali. El trekking, de Gamgadi a Simikot

Por fin estamos de vuelta y tenemos un poco de tiempo para escribir lo impresionante que ha sido la experiencia del Humla Karnali.

Cuando hablamos del Humla, nos tenemos que ir hacia una zona muy remota, donde las carreteras no llegan y donde la gente permanece un poco más aislada si cabe que en el resto de Nepal. Estamos en la parte Nor-oeste del país, cerca de Tibet, y donde las montañas desordenan una extensión de 400km. Durante las revueltas maoístas esta zona ha permanecido hermética y en la actualidad podemos decir que no tiene apenas influencia por el turismo. La región está salpicada de pueblitos pequeños, poblados por ganaderos y agricultores que tratan de hacer crecer el arroz y el maíz.

La abrupta geología obliga a los comerciantes a moverse pos pequeños y finos senderos que cruzan la montaña arriba y abajo, moviendo la carga ayudados por pequeños caballos, burros o incluso cabras que portean sacos de semillas de 10 kg.

Para nuestra aventura decidimos dejar de lado la opción de viajar en avión, ya que consideramos que la actividad podía ser más completa si lo realizábamos por tierra. Lo haríamos a la antigua usanza, con caballos o porteadores.

Comienza la aventura en Kathmandú, atar bien los kayaks es muy importante por que los menos que se lleva el bus pueden tirar los kayaks a mitad de camino. Al fondo el típico caos de las ciudades asiáticas.
De compras en el supermercado, harina, arroz, azúcar... todo a granel, barato barato!!!

De camino a Gamgadi tuvimos que pillar diferentes buses y Jeeps. Estos cacharros 4x4 equipados con ballestas, son capaces de surcar increíbles caminos. Dentro del autobús los baches parecen temblores y solamente viajar cansa lo suyo.
los niños aprovechan cualquier lugar para echarse una cabezada. Mientras Didi prepara un Dhal Bhat para cenar, los peques descansan junto a nuestros kayaks.
Todos quieren montarse en los Dunga, usarlo de columpio y salida a los turistas. Somos la atracción del día. Hasta la policía viene curiosa a preguntar si tenemos hijos o si estamos casados.

Preparando el material para marchar al trekking. Final del viaje en furgonetas. 

EL TREKKING
Comenzamos nuestra actividad con la aproximación. Nos presentamos en Gamgadi como unos completos felicianos pensando en contratar porteadores allí, negociar unos caballos y caminar durante 4-5 días hasta la ciudad de Simikot. Sin embargo el tamaño de los caballos imposibilitaba totalmente nuestro plan. Los kayaks excedían el volumen que estos podían cargar y nadie estaba dispuesto a cargar con las Dunga de los turistas.

Estábamos solos, pero no nos daba miedo… Ilusos… De esta manera comenzamos el trekking con los kayaks en la cabeza, porteando nosotros como habíamos hecho en el Modi Kola. El kayak llevaba dentro toda la ropa de campamento, sacos y esterillas, comida y el material necesario para el río. En total unos 40kg, el peso justo para machacarte los hombros…
Comenzamos descendiendo hacia el Mugu Karnali, uno de los afluentes más importantes del Humla, y pronto nos dimos cuenta de que la hazaña iba a ser imposible para nosotros. Las subidas dividieron el grupo, el cansancio dio paso a los calambres y Asier acabo cayéndose con el kayak atado al cuerpo y rompiendo la pala. Necesitábamos la ayuda de los locales pero primero debíamos llegar a algún lugar, descansar y negociar allí nuevamente. Esta vez con conocimiento de causa, sabiendo lo que es portear los kayaks durante un día y dispuestos a pagar un poco más de la cuenta. Sin los porteadores el viaje se iba al garete y el sueño del Humla se desvanecía.

A la mañana siguiente  4 fuertes jóvenes esperaban impacientes para comenzar el viaje. Probaban mil maneras de cargar el barco, imitaban nuestra manera de llevarlos, probaban a ponérselo en la cabeza, pero todo les parecía raro. Y es que llevar un kayak es muy incómodo y con el tamaño de los nepalis el kayak les doblaba la estatura. Golpeando en el suelo partieron rumbo a Simikot. Después de caminar una hora decidieron llevar el kayak de lado y utilizar hombros y cabeza, un mix entre su estilo y el nuestro. 

De esta manera fuimos atravesando puertos de montaña. Pasamos altitudes superiores a 3400m y a continuación bajábamos hasta los 1500. A veces parece ilógico que los caminos hagan ese sube y baja en vez de un rodeo, pero cuando te das cuenta de lo que cuesta dar un rodeo en el Himalaya comprendes que los caminos bajen. 

Durante 6 días, caminamos en busca de las fuentes del Humla Karnali. Buscábamos llegar a la ciudad de Simikot donde los ríos Chuwa Kola y Humla Karnali convergen. Allí trataríamos de investigar estas dos fuentes para añadir un tramo extra de río a nuestro viaje. 

Por el camino dormimos en casas locales, hoteles rurales que utilizan los comerciantes de Gingsen para hacer un stop en el camino. En muchas ocasiones en habitaciones comunales, junto con gallinas, cabras u otros nepalíes. En otras ocasiones en el suelo. Es curioso como en esta zona del país a todo el mundo le toca trabajar, y personas, caballos cabras e incluso ovejas, hacer de porteadores en una procesión de sacos de raíces hacia el aeropuerto de Simikot. El camino es tan duro que toda ayuda es poca. 


A Nuestro paso encontramos solamente a un grupo de estadounidenses que venia de Simikot a hacer nuestro camino a la inversa. Apenas se conoce esta zona aunque realmente sea la esencia de Nepal, según cuentan los locales, el origen de la cultura nepali, de donde viene el idioma y la tradición. Casi nadie habla ingles y las costumbres locales siguen muy arraigadas. 


Comienza la aventura, porteo de la muerte por todo tipo de terreno. Aquí esta nacho en la parte que más miedo le daba, los puentes colgantes.


Los porteadores tomaron los kayaks en el mejor momento, en este momento debemos
subir hasta un puerto de 3400m desde el río que se encuentra a 1800m 
El futuro de Nepal está asegurado, mucha gente joven. Ahora solo queda conseguir que todos tengan una oportunidad.
Construcciones de madera en las viviendas. Techos de barro donde crecen calabazas y frutos para cocinar el Tarkari, acompañante del Dhal Bhat. Al fondo  el Saipal Chuli montaña de más de 7000m de altitud.


Mirando el mapa en el poblado de Sali Salha. Surendra, amigo de Miguel (un vasco casado con una nepali) nos ayuda a planear el final del trekking que realizaremos a orillas del Humla. 

Fijarse en las mochilas que llevan las cabras porteadores. Rebaños de 30-40 cabras ayudan a los comerciantes a transportar gyngsen desde los lugares de recogida hacia el aeropuerto de Simikot. Los indios compran la raíz a muy buen precio.
El Loti Karnali, un bonito clase IV llega se une con el Humla en Sali Salha. Un río que cuenta con muy pocos descensos debido a su situación y su cercanía al Humla, un viaje más atractivo.






Nos desplazamos a la edad media, sin prestamos, ni leyes, ni crisis del petróleo... aquí se trabaja duro todos los días eso si horarios distendidos.
Conforme avanzábamos hacia Simikot era muy fácil observar un cambio en el paisaje, vestimentas y costumbres. Estábamos acercándonos a Tíbet. 
La ocupación de China en el Tíbet hace prácticamente imposible realizar un viaje con el que siempre he soñado, y para navegar por el Tíbet tendríamos que pedir un permiso carísimo, dejar un deposito de dinero por si nos portábamos mal y mientras, deberíamos pagar los honorarios de un guía chino que nos acompañara durante todo el viaje. Como íbamos a bajarlo en kayak?

Cuanto más nos acercamos a la frontera encontramos más controles y preguntas. Nosotros que NO llevamos el pasaporte para no perderlo  en el río, cosa que nadie entiende aun hoy en día, tuvimos  apañárnoslas con un carnet falso de fotógrafo, una fotocopia del pasaporte, un carnet de conducir y una foto de un carnet de identidad. Esto me lleva a una anécdota en la cual tuvimos que visitar a la policía de Gamgadi para dar explicaciones de porque no llevábamos el pasaporte. Avisados  por radio por otro grupo de policías nos estaban esperando. Donde vais, quienes sois, donde está vuestro permiso, por que no llevas guía.... preguntas que presuponían que nuestro viaje iba a llegar a su fin. pero esas preguntas acabaron cambiando de tono y se convirtieron en, estas casados, tenéis hijos y... podemos hacernos una foto con vosotros.... 

Miguel, un vasco que reside en la zona de Humla acabó por echarnos una mano, mientras se preguntaba que tipo de personas no llevan el pasaporte por un país como Nepal, explicaba a los policías que no éramos gente peligrosa. Bueno como siempre pasamos. Cuando abandonamos la comisaría el jefe nos dio su teléfono por si teníamos problemas con otros policías para que le llamara personalmente a el y nos evitáramos problemas. realmente disuadió a mas de un elemento que encontraríamos por el camino en el futuro. 

Por fin y después de mil anécdotas llegamos a la zona de Simikot. 


El chuwa Kola a la llegada a Karpunath, confluencia con el Humla Karnali

Chuwa Kola afluente del Humla Karnali. Estuvimos explorando este tramo de río para poder añadir 2 días a nuestra expedición pero encontramos muchos caos de rocas infranqueables que no hacia nada atractivo el descenso. aquí dejo una de las partes más bonitas del río. 



Samir a la llegada a Karpunath en la confluencia del Humla y el Chuwa, abajo de la ciudad de Simikot y donde comenzamos el descenso. El fue el porteador de mi kayac y estoy muy agradecido por su trabajo. 


La llegada a Karpunath, a los pies de Simikot. Los sacos son raíces de Gyngsen que esperan para ser transportadas al aeropuerto y posteriormente a la India.