domingo, 8 de enero de 2017

MISION GROENLANDIA 2016, CAPÍTULO FINAL, El descenso del río Kurssuaq

Para aquellos que no leyérais el artículo en la revista Oxigeno podéis leer ahora la historia completa del viaje que hemos hecho este verano. Ya queda un poco lejos pero me apetecía tener en el blog este articulo que por otro lado quedo precioso en la revista gracias a los diseñadores gráficos que se curraron una infografía sobre el viaje muy bonita. Bueno para los que os apetezca aquí la dejo...


UN EQUIPO Y UN PROYECTO

Todo empezó en Nepal, organizando una ruta hacia las fuentes del río Humla Karnali. Sentados frente al lago de Pokara, Mikel comentaba su amor por los territorios fríos, áridos y extremos. Mientras ultimábamos detalles sobre el trekking a Simikot, me hablaba sobre Groenlandia, un territorio poco conocido pero que producía un especial interés en él.

A la vuelta de Nepal diseñamos un proyecto que consistía en explorar diferentes zonas de Groenlandia para encontrar ríos de aguas bravas navegables; ríos que nacieran en el campo de hielo y recorrieran una gran distancia hasta su desembocadura en el mar. Pero lo que más nos atraía era la posibilidad de navegar entre glaciares y témpanos de hielo en un río que jamás se hubiera descendido antes. Investigar, recorrer y ser los primeros en descender un gran río.


La logística es una parte muy importante de una expedición y en Groenlandia no resulta muy sencilla. Para ello tuvimos que recopilar información geográfica de muy diversas fuentes, entre las que se encontraba el glaciólogo vasco Eñaut Izagirre al que agradezco especialmente su colaboración. También debemos mencionar al piloto de hidroavión Thomas Bramer, con el que sobrevolamos los glaciares y ríos elegidos para la exploración.

A primeros de Agosto nos desplazamos a Groenlandia para comenzar a organizar la logística y 10 días más tarde partir hacia la exploración de los ríos “Kurssuaq” y "Qorossup Kugssuaq"




EL VUELO, PREPARANDO LA LOGÍSTICA.

Sobrevolar un territorio en Groenlandia es de por sí una actividad extraordinaria. Aun así para nosotros era un método de reconocimiento indispensable para desarrollar una expedición de mas de 10 días. Durante 3 horas sobrevolamos los fiordos al sur de Sermiliq grabando todos los fenómenos que sucedían en las montañas y ríos.

Cuando terminamos el vuelo analizamos toda la información en Nuuk, con la ayuda de los ordenadores descargamos toda la información a mapas. Con toda esa información desarrollamos un plan de ataque.

Las características del terreno en Groenlandia no nos daban muchas opciones. Debíamos ser independientes y autosuficientes. No teníamos acceso a ayudas externas. Recorreríamos las distancias de acceso a pie y descenderíamos a bordo del kayak. Para ello meteríamos todo el material de acampada, comida y ropa de vestir dentro del kayak. Usaríamos los kayaks como contenedores o mochilas para guardar todo el material y cargaríamos con el kayak en la espalda durante el acceso a pie. Una vez en el río, navegaríamos también con el material de acampada, comida, etc, dentro del kayak

De esta manera conseguiríamos una gran movilidad e independencia.

El primer río elegido fue el Kurssuaq, un gigante de agua gris situado a 6 horas de Nuuk. Nos desplazamos en lancha hasta la desembocadura y montamos campamento base.

El equipo. De izquierda a derecha, Edu Sola, Aitor Goikoetxea, Fermin Perez (Mino) y Mikel Sarasola



COMIENZA EL ACCESO

Para acceder a las fuentes debíamos ganar 650m de altura que recorreríamos por laderas y lagos de montaña. Una vez en las fuentes podríamos empezar nuestro descenso hasta el mar. Para el ascenso elegimos seguir la cuenca de un río situado al fondo del fiordo Grædefior (Kangerdluarssuaq) que, por características extraordinarias, había perdido su caudal habitual y desde hace pocos años fluía por un nuevo cauce. El cauce antiguo se mantenía prácticamente seco, por lo que nos resultaría sencillo caminar con los kayaks en la espalda.

Comenzamos la caminata en un valle amplio y cálido, con abundante pesca y multitud de mosquitos. Equipados con las mochilas NRS, especiales para portear, cargamos con el kayak al más puro estilo Nepalí. Poco a poco fuimos ganando terreno mientras cruzábamos el arroyo una y otra vez.

Después de 4 días caminando por laderas inestables, llegamos un lago glaciar situado a mitad de camino. El lago nos permitía ganar terreno montados en los kayaks, algo que agradecimos mucho y aprovechamos para descansar piernas, entrenar brazos y avanzar más rápido.


Nuestro paso por el lago intermedio nos dio la oportunidad de hacernos a la idea de las dimensiones del río que íbamos a descender. El tamaño superaba las expectativas y los rápidos necesitaban un análisis exhaustivo antes de ser navegados. Una vez en la orilla apreciamos un caudal de cerca de 300 m3 por segundo o lo que es lo mismo 300.000 litros por segundo, tres veces más de los estimado. Indicativo de que las fuentes estaban todavía lejos.

La expedición se tomo un descanso mientras valorábamos continuar río arriba en busca de las auténticas fuentes o comenzar el descenso desde los lagos. No llevábamos comida para aumentar el número de días de expedición pero la idea de comenzar en el nacimiento era demasiado atractiva. Tocaría racionamiento de comida y seguir la exploración hacia las fuentes.

Aparcamos por unos días los kayaks en el lago y continuamos la exploración a pie. El terreno de montaña se volvió más agreste aunque poco a poco ganábamos terreno hacia el nacimiento. Tras 2 días de exploración encontramos la ruta que nos llevaría a los lagos superiores, a las verdaderas fuentes, a los que decidimos llamar coloquialmente, "Lagos de la Eternidad". Descendimos a por los kayaks y volvimos a subir a los “Lagos de la Eternidad”. Durante el acceso aprovechamos para analizar el río y hacernos a la idea de lo que nos esperaba durante el descenso en kayak. La valoración fue positiva aunque con ciertas reservas ya que el río se veía muy fuerte y grande.




A BORDO DE UN KAYAK

Recorrido realizado en kayak, alrededor de 90 km. Comienzo en el lago azul oscuro y terminamos en el mar

Comenzamos el descenso sabiendo que nos íbamos a adentrar en terreno peligroso donde nadie antes había estado. Esto significa que podíamos encontrarnos situaciones complicadas. El mayor peligro al que nos enfrentábamos durante la navegación era perder el material. En caso de vernos superados por las corrientes y tener que abandonar el kayak, podíamos perder todo el material de campamento, comida y ropa seca que guardábamos dentro del kayak. Eso podría suponer tener que abandonar la expedición.

El descenso comenzó en el desagüe de los lagos superiores. Los primeros rápidos eran unas rampas de agua cristalina, fáciles de navegar y con un paisaje espectacular. Rápidamente llegamos a una hoya creada por la retirada de los glaciares. Enormes masas de hielo se abrían paso entre las montañas y creaban un ambiente mágico mientras seguíamos navegando hacia el norte. Después de 2 horas de navegación, los diferentes aportes de agua provenientes de los glaciares que teníamos alrededor multiplicaron el caudal del Kurssuaq y cambiaron el color del agua a un gris claro y arenoso. Continuamos la navegación con más cautela pero contentos con el ambiente que el río iba pillando.


Pocos km más adelante el valle giraba hacia el Oeste y se volcaba directamente sobre el hielo de un glaciar. La desembocadura del glaciar de 100m de altura sería una de las orillas del río. El río fluía cerca de 7 km paralelo al glaciar con una orilla de rocas y la otra de hielo. En ocasiones el glaciar soltaba pequeños desprendimientos de hielo al cauce. Modificando el mismo y haciendo imprevisible el comportamiento del agua.

Navegamos los 7 km de hielo sin parar, sintiendo una sensación de miedo y descontrol. Aun así disfrutamos de una experiencia única e irrepetible, solo posible en tierras polares y que nos llenó satisfacción. Cuando llegamos a los lagos intermedios era tarde y debíamos buscar un lugar para dormir. El primer día había sido muy intenso y debíamos buscar un lugar resguardado del viento.

Llegada del río a la primera confluencia, aumento importante del caudal.




Aitor parando en la orilla entre icebergs con una pared de hielo de fondo
Campamento en una isla frente al glaciar. Nos encontramos en el primer lago.

Noches de campamento bajo las auroras boreales.


Un largo paleo entre lagos y dos noches de campamento en islas, nos transportaron al "Desagüe de la Atlántida". Un auténtico embudo que hace de tapón frenando el lago inferior. El agua fluye por una cascada que finaliza en forma de rebufo después de rebotar en ambas orillas. Acampamos a orillas del rápido para poder analizarlo correctamente. El río continuaba sin descanso hasta lo que daba la vista. Esa noche dormimos poco.

A la mañana siguiente embarcamos debajo de la cascada evitando el rebufo. Entramos directamente en la acción con rápidos continuos, uno detrás del otro, encañonados y desordenados. La navegación resultaba impresionante, arriba y abajo movidos por la fuerza del agua, zarandeados por los cambios de velocidad y un poco más hundidos por el gran peso del equipaje que llevábamos dentro de los kayaks.

Nos organizamos por parejas y, mientras la primera pareja salía a la orilla y subía por la ladera para analizar los rápidos, la segunda pareja navegaba confiando en las indicaciones de los analistas. Cuando el río diera un respiro, la segunda pareja pararía en la orilla para analizar también los siguientes rápidos y de esta manera poder explicar a la primera pareja como navegar los mismos. El estilo dio sus frutos y avanzamos lentos pero seguros.


Navegamos dos cañones profundos con rápidos muy continuos hasta que el río nos dio un respiro. El cañón se mantenía pero los rápidos se iban a alternar con aguas más tranquilas. Perfecto para acampar y celebrar este magnífico día. Lo llamamos “Campamento Marciano”, porque sólo había roca y hielo, ni rastro de vida, y la luz brillaba por su ausencia. El hielo y el viento dentro del cañón enfriaban el ambiente, dándole un aspecto muy marciano. Esta noche hubo auroras boreales.

Los siguientes 4 días continuamos la navegación por el río mientras nos dábamos cuenta de la gran experiencia que estábamos viviendo. Estábamos navegando una autentica maravilla de río, con rápidos grandes y nobles, situados entre glaciares y grandes montañas de hielo. No queríamos que se terminara, pero lamentablemente llegamos al fiordo.

Rápidos continuos y con el río de orilla a orilla.

Edu entrando a una olita simpática.

 

Aitor en el tramo bajo del kurssuaq mucho mas grande y noble.

Porteo en el tramo bajo del rio qurssuaq, El rio se desploma sobre rocas..


LLEGADA AL MAR

Después de 12 días de expedición llegábamos al fiordo. Habíamos recorrido cerca de 100 km a pie y otros 80km de río. Habíamos completado el primer descenso del río KURSSUAQ. Un auténtico gigante de las aguas bravas situado en Groenlandia. El campo base nos esperaba con abundante pesca y un tepee lleno de comida.


Si tuviera que definir el río, diría que “Tiene su comienzo en los lagos de montaña, se adentra en un glaciar multiplicando su caudal, desagua en lagos intermedios, escapa de los mismos por profundos cañones, continua por un territorio lunar salpicado de rápidos en una sección que bien podría ser uno de los mejores RAFTING del mundo y termina desplomándose al fiordo en una cascada gigante."

Campamento junto al mar. al fondo del fiordo el río Kurssuaq.